sábado, 2 de octubre de 2010

Sobre Genshiken, o reseña de aniversario del club

Es impresión mía, pero hoy en día lo raro es lo chido. ¿A qué me refiero con raro? Pues a eso indefinible que no sigue la norma. Desde que el término tribu urbana cobra auge en el vocabulario común, todo el mundo está deseoso de pertenecer a una, de definirse como tal o cual. No digo que las tribus urbanas se hayan inventado a partir de entonces; existían antes, tal vez sólo con menos claridad. Parte de éso que era raro era el frikismo, que se mezclaba con lo nerd, y con lo inadaptado; que si bien ninguno es condición de lo otro, en el imaginario social se amalgó perfectamente. 

Hoy, ese estereotipo está tomando la categoría de cool. ¿Pruebas? En primera instancia y más evidente, por elemental, la tomamos de la televisión, cuya influencia sería necio y estúpido negar. Tenemos a los nerds tomando los papeles de estrellas, como Sheldon en The Big Bang Theory y el Dr. Walter Bishop en la excelente serie Fringe. Mas no termina ahí, en series cuyo público seguirían siendo los mismos frikis -término que usaré para referirme a esa mezcla, no siempre absoluta, de nerd, friki (otaku, gamer, comiquero, rolero, etc.), inadaptado-; sino que también en papeles dramáticos, "serios". El mejor ejemplo de esto es Bryan Cranston (en otro tiempo el papá de Malcolm) interpretando a Walter White en Breaking Bad, donde el personaje transita del nerd adulto fracasado (es un profesor de química que trabaja medio tiempo de lavachoches) al antihéroe (producir y vender anfetaminas para asegurar el futuro de su familia); habría que mencionar, sólo de paso, la revindicación que la serie hace de la importancia del conocimiento. En fin, se ha llegado a un punto en que las historias ya no tratan sólo al superhéroe, a la chica bonita, al fulanito astuto de cool, sino que también aparece el friki, como tal, de estelar, ya no un segundon, un comic relief, o bien la antítesis de lo chido.  

Meditaba sobre esto hace unos días cuando, por accidente, descubrí la versión  anime de Genshiken, en donde son los otakus y sus aventuras cotidianas el tema principal. En general, la animación es mediocre y el guión poco inteligente, dejando mucho que desear con respecto del manga, que yo encuentro mucho más completo; sin embargo, no es debido a la calidad que lo traigo a colación. Genshinken se ha ganado mi simpatía por el simple hecho que me hizo recordar los inicios de Cnamko y el mundillo friki.


La historia inicia con Kanji Sasahara, recién ingresado a la universidad, buscando un club que cubra sus intereses, por lo que le echa un vistazo al club de anime y al club de manga; sin embargo hay algo que no le cuaja, y, por alguna razón no muy clara, termina yendo  a la Sociedad por el Estudio de la Cultura Visual Moderna (Gendai shikaku bunka kenkyūkai -> Genshinken). Ahí aparece la variedad de caracteres propios del mundo friki, como los gamers, los que gustan hacer cosplay, el que dibuja, el apasionado por los coleccionables, el hentai lover (o lovers XD), etc. Así mismo, el otro personaje, llamémoslo "principal", es Saki Kasukabe, quien está enamorada de uno de los miembros del Genshiken (irónicamente el más otaku de todos), mas reniega de toda aquella cultura; su personaje sirve como la "voz de lo normal".

Cuando iniciamos con Cnamko, hace ya casi 6 años, Bana y yo acababamos de entrar a la universidad y un día descubrimos que a ambas nos gustaba el anime. En esas conversaciones, se nos ocurrió que sería bueno hacer un club para conocer más acerca de éste. Cada una, por su lado, tenía su ración de experiencia con los frikis de Xalapa y algo que nos molestaba era que  los grupos existentes estaban llenos de dinosaurios elitistas sabelotodo y en guerra con todos los demás (en Geshiken, esto se ve también con el club de manga, que desprecia a los integrantes del Genshiken). Antes de que me diera cuenta (porque, para ser sincera, no había tomado la iniciativa muy en serio), ella ya había impreso un anuncio y pegado varias copias por la escuela. Hubo algunos interesados, pero eran de aquéllos que te preguntan sin mucho entusiasmo y siguen con su vida. Duró algo así como una semana, hasta que recibí el correo de Alessa. No recuerdo bien cómo iba, pero sí que me preguntaba "¿hacen fiestas locas? ¿Qué hacen?" Y si bien no habíamos todavía acordado de qué iría nuestro club novato, teníamos algunas ideas y no me pareció mal plantearle los proyectos de difusión del mundo del manganime. Para no hacer el cuento muy largo, nos reunimos un día en su casa, armamos el primer ciclo (que según nosotros tenía una continuidad xP), y seis años después todavía estamos aquí, pero no es mi intención recontar todas nuestras peripecias. 

Total, que a partir de entonces, Cnamko, al igual que Genshiken, ha tenido sus pequeñas, aunque memorables, aventuras: ciclos de cine, maratones en la GACX, participación en convenciones, etc. Con la mayoría de nosotros ya fuera de la universidad, cada vez es más complicado reunirnos y organizar algo, pero, al ver la serie, he recordado lo que es sentarte con tus amigos a hablar sobre ese pasatiempo que tanto te gusta, recomendarse series (y más), o bien, simplemente tener un espacio para ser. 

Por último, ya para acabar, me doy cuenta que en nuestras presentaciones no hay ninguna ficha estilo anime (como debería ser), así que corrijo la mía (sí, que ególatra de mi parte =P)

Pd. Y sí, salió cursi, I'm a bloody softie when it comes to this.

 
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