domingo, 18 de enero de 2009

Guerra en Gaza: Zetsubou desu!

Pasé mucho tiempo pensando en esto y aquello, en qué diría para el blog, qué sería apropiado.

Como muchos pseudo escritores, es inevitable que recurra a mi propia experiencia para explicarme. Durante mucho tiempo, el manganime fue una forma de evadir mi propia realidad, de no pensar en lo que ocurría.

Los héroes, no sólo de anime, además de poseer las virtudes a las que aspiramos los seres humanos, como el sacrificio por los demás, tienen una característica extraordinaria, Superman tiene sus superpoderes, Hércules era un semidiós, Goku es el supersayain, etc., la cual usan en beneficio de los demás, lo que los hace acreedores a la fama y admiración del pueblo. Mi intención no es ahondar en la figura del héroe sino hacer hicancapié en el hecho de que, en aquellos tiempos de adolescencia, era fácil caer en el hechizo de admirarlos precisamente porque no podía ser como ellos.

Muchas series de anime, cabe mencionar, se basan en este sueño infantil en el que un muchacho cualquiera, o mejor, alguien poco menos que normal, por azares del destino resulta ser el Cristo del mundo, aquél que nos salvará a todos. Pensemos en Shinji de Evangelion, quien es débil, tonto, tímido, sin caracter; en Chie de Saikano, anime que fue comentado por estos lares, quien tiene más o menos las mismas características; incluso, en el anime La melanconlía de Suzumiya Haruhi, Kyon se ve rodeado de seres extraordinarios mientras que él es una persona normal, no obstante, resulta ser fundamental para la historia. En fin, esos son los ejemplos que se me ocurren por el momento, pero estoy segura que a todos les vienen otros a la cabeza.

¿Por qué este formato tiene tanto éxito?



En el diario La Jornada del 27 de noviembre, el autor de una de las más importantes tiras cómicas en español, Mafalda, responde: Los jóvenes han perdido el deseo de transformar al mundo, señala Quino. Y no sólo los jóvenes, sino toda la gente.

En un reportaje en la televisión, los productores de las cadenas norteamericanas hablaban de la gestación de los programas Los Locos Addams (The Addams family). y La familia Munster (The Munsters), ambos estrenados en el año 64. Explicaban que dichas series tuvieron un relativo éxito debido a la situación que acontecía en el mundo en ese entonces. Era la década de los 60, la época del Che, de la crisis de los misiles, Kennedy, el inicio de la guerra de Vietnam, la matanza de Tlatelolco, la contracultura, la revolución sexual, los Beatles, etc. Los productores explicaban que, ante dicha situación, la gente buscaba una válvula de escape en la televisión. Así se explica la proliferación en aquel tiempo de programas raros, fuera de la realidad como La dimensión desconocida (The Twilight Zone), Mi bella genio (I dream of Jeannie) y Hechizada (Bewitched), éstas tres mucho más exitosas que las otras dos antes mencionadas.

En este sentido, y considerando que el mundo no ha mejorado mucho desde entonces, no veo por qué el anime no ha de funcionar bajo el mismo parámetro. Evidencia de esto también puede ser que en innumerables foros de internet se habla de los bishounen (yo misma soy de esos), del triángulo amoroso, de las peleas, etc., es más, los frikis adolecemos de ver cosas que ni siquiera existen, como el zutara. A menudo, estas tendencias terminan por opacar otros aspectos que, tal vez, eran más interesantes.

Voy a expresar una fumada que se me ocurrió en un rato de ocio, y que hasta la fecha tiene justificación, creo.

En la serie Magic Knight Rayearth, al final, se propone que el mundo de Zéfiro - o Chepiro, o como sea - estaría mejor con una anarquía en lugar del gobierno centralizado que prevalecía hasta la princesa Esmeralda.

Les dije que estaba fumada, pero, ¿está tan fumada?

Indaguemos.

En la primera parte, Zagato tiene el sentido común de señalar: ¿por qué una sola persona ha de ser responsable del destino de varios, sino de un mundo entero? En la segunda parte, Hikaru decide abolir el sistema del pilar e instaura uno en el que cada persona comparte la responsabilidad del destino de Zéfiro.

Según la Wikipedia, la anarquía se define, en su sentido positivo, como una forma de vida política (sistema jurídico y modelo económico) que consiste en la asociación libre o la cooperación voluntaria de individuos soberanos, ello en base a los axiomas de autopropiedad y no coacción y en rechazo a toda institución involuntaria (ej. el Estado).

Así, la anarquía se da en las asociaciones de individuos libremente organizados, donde se representan a sí mismos.

Pero, ¿cuántos foros de internet están dedicados a discutir si Hikaru hizo bien o no? ¿Si fue el mejor sistema? Pero dejemos eso, por ahora. Simplemente quiero resaltar que en el mundo del manganime, la mayoría de las veces, no se busca un trasforndo real; au contraire, al igual que con los Locos Addams, se busca la evasión, la negación. No somos héroes, no tenemos poderes, no podemos ser guerreras mágicas o pilotos de Evangelion, a lo más somos Kensuke o Tomoyo grabando las aventuras de nuestros héroes.

Diversos clubes de anime, rol, comic, etc., se pasan el día y la víspera vindicando estos géneros, colocándolos al mismo nivel que el cine de arte y la literatura; aseguramos que son geniales y citamos nuestros clásicos, como quien cita versículos de la Biblia. Y al igual que los buenos católicos, lo hacemos sin creernos un ápice.

La razón, creo yo, es lo que Quino dice: hemos perdido el deseo de transformar al mundo. Entonces, en lugar de inspirarnos, de hacernos cambiar o, mínimo, hacer algo, que es a lo que aspira toda obra obra de arte, crear una retroalimentación, reducimos nuestro hobby a eso, un hobby, una distracción; es más, hay gente que lo adopta como una identidad: seamos eso tan raro para no ser lo que somos, ni vivir lo que vivimos. Vayamos a convenciones, disfracémonos y olvidemos por un momento que hay crisis económica, que recibimos una educación mediocre, que hay una especie de Voldemort que no nos deja salir a divertirnos a la calle. Y está bien, el 90% de lo que nos llega es para eso: para no pensar.

Sin embargo, hay otro tipo de anime que se revuelca en sus amarras y se rehúsa a encasillarse, que entiende las capacidades del medio y las explota. De ese tipo son los dos animes de los que quiero hablar. El primero es Pom Poko (Heisei Tanuki Gassen PonPoko), definido como una aventura ecológica en la que se narra la batalla perdida de los tanukis contra el "progreso" humano. El segundo cuenta las peripecias de Itoshiki Nozomu, un maestro de preparatoria y su anormal grupo de alumnos, el cual tiene como título Sayonara Zetsubou Sensei (Adios profesor desesperanza).

*Spoilers*

PomPoko es una producción del estudio Ghibli del año 1994. Fue escrita y dirigida por Isao Takahata, fundador del mismo estudio, quien tiene en su curriculum La tumba de las luciérnagas, Mis vecinos los Yamada y la adaptación del clásico de la literatura Heidi, entre otras.

La trama tiene lugar en los suburbios de Tokyo, donde un grupo de tanukis decide emprender una guerra contra los humanos, ya que estos han empezado a talar el bosque en el que viven debido al crecimiento humano.

En el folklor japonés el tanuki es una criatura alegre y traviesa, pero al mismo tiempo crédula y distraida. Al igual que los zorros, se cree que tiene la capacidad de cambiar de forma. En el anime Inuyasha, Shippo y Hachi reflejan bien esta creencia, siendo el último un tanuki.

La razón por la que quiero hablar de esta película en especial es sencilla: ¿por qué los tanukis, que tienen más "poderes" que los humanos, pierden ante estos? (Sí, pierden y eso no hace que ver la película desmerezca un segundo).

Cuando se es débil, ínfimo y el destino no te ha escogido para ser piloto de evangelion, con frecuencia se culpa precisamente a esta incapacidad. Digo, si yo fuese una maestra fuego los innombrables me hacían los mandados. Pero no soy más que un simple mortal, por lo que tengo que tomar ciertas precauciones, que a veces rayan en la coacción de la libertad. En fin, volviendo al tema, ¿por qué, por qué los tanukis no pueden ganar?

En mi opinión, su fracaso no se debe a su falta de capacidad sino a su falta de entendimiento. Los tanukis y los humanos han vivido de manera paralela pero sin involucrarse uno con el otro, a tal grado que los segundos depredan el hogar de los primeros sin saber que están acabando con una civilización. Los tanukis, que sólo piensan en divertirse y tener una vida apacible, no entienden la necesidad humana de construir un complejo comercial, razón por la cual no se les ocurre cómo detenerlo.

Al final, para mí fue imposible no identificarme con los tanukis. Cuando llegué a Xalapa el centro comercial más grande era Plaza Crystal, entendías por qué le llamaban la Ciudad de las Flores, el ejército no rondaba las calles con convoys de 30 soldados, el narco era algo lejano, todavía existían algunos cafetales en las Ánimas. En algún momento, nuestra ciudad, nuestro país, fue secuestrado y, a diferencia de los tanukis, ni siquiera nos dimos cuenta, y si lo hicimos, no pusimos resistencia.




Sayonara Zetsubou Sensei (más spoilers, o algo así)

Si Kafuka Fuura escuchase que el narcotráfico está a la vuelta de la esquina diría que es imposible, que algo así no podría suceder cerca de ella, una persona común y corriente, y encontraría una explicación estúpida y feliz al respecto; sería la vocera perfecta de las televisoras oficiales.

La realidad, sin embargo, es que Kafuka Fuura no es normal y que cosas así pasan todos los días. Ella es alumna de Itoshiki Nozomu, protagonista de la serie, quien, he de agregar, no tiene un solo alumno normal, excepto Nami-chan.

He querido comentar sobre este anime desde hace ya muchos meses pero no sabía cómo abordar el tema. Empecemos con los datos de rigor.

El anime está basado en el manga homónimo de Kouji Koumeta, el cual se publica hasta la fecha en la revista Weekly Shounen Magazine. Comenzó a publicarse en 2005, y para octubre de 2008 constaba de 14 volúmenes. El anime tiene dos temporadas y una serie de OVAS. Cabe mencionar que es la primera obra del autor que es adaptada a la pantalla chica ; así mismo, en 2007 ganó el premio Kodansha al mejor manga shounen.

Antes de continuar, me parece importante mencionar que, en el caso de esta obra, tanto el formato anime como el formato manga son geniales. En ocasiones ocurre que la adaptación del manga al anime consiste meramente en poner la historia en movimiento, sin más. Se me viene a la mente el anime de Fruits Basket, que es prácticamente una calca de los primeros volúmenes.

Aunque sea una redundancia, el discurso de la televisión no es el mismo que del comic. De manera somera, podemos afirmar que el primero consta de tres elementos: la imagen, el diálogo y el sonido, donde la imagen tiene predominio sobre los otros dos; mientras que el comic está formado por imagen y diálogo, los cuales se complementan. Por ello, resulta obvio que los medios para transmitir una idea sean diferentes.

Sayonara Zetsubou Sensei es uno de los pocos animes que hace uso, al máximo, de estas diferencias, al grado que en su versión animada aprovecha, incluso, el llamado "ruido". A este anime no le da miedo explotar el medio, lo que llega a ser cansado. Tan sólo los distintos openings dan una idea de lo que va la serie. Por ejemplo, en los primeros capítulos se presenta una pantalla negra con los créditos, al estilo del cine mudo; el agudo observador notará que los primeros nombres en aparecer pertenecen a los personajes. En otra ocasión, hay una parodia de la Columbia Pictures. Las referencias a la cultura japonesa e internacional son varias. Así mismo, la animación y el estilo de dibujo pueden variar de un capítulo a otro (ejemplo de esto es el ending de la segunda temporada).

Además, cabe mencionar que hay un trato perculiar de la trama en ambas versiones. En ocasiones, el tiempo no es lineal y una anécdota puede terminar a medio capítulo e inmediatamente iniciar una nueva. De igual manera, es común que los personajes se dirijan al público o sepan que están dentro de un anime.

Ésta no es una obra para sentarse y relajarse, sino por el contrario, te reta constantemente, es un ataque de estímulos visuales, lingüísticos y auditivos, por lo cual no recomiendo verlo en una sola sentada ya que puede llegar a aturdir (como le ocurrió a una servidora la primera vez); estas características pueden llegar a molestar. Por ejemplo, se suele explotar la ambientación para mandar un mensaje o un pensamiento azaroso, por lo que en el fondo se puede leer sumas, haikus o amenazas de homicidio, todo de una escena a otra, que si bien es un detalle simpático, cuando ocurre diez veces en 20 minutos, se torna molesto y cansado. A quien guste de este tipo de cosas, presentes también en FLCL, Zetsubou le encantará.

Sin embargo, lo anterior no es ni misa de la mitad.

Un dato curioso para entender el post:

La caligrafía en Japón va más allá de ser una forma de arte, ésta constituye un aspecto fundamental del carácter nacional. Escribir bien habla bien de la personalidad del individuo.



Esto a la izquierda habla bien de la persona que lo escribió.





Por otro lado, si la duda se refleja en la escritura de la persona, no se tendrá un buen concepto de ésta. Cuando un trazo no está bien, cuando no está hecho con confianza, se dice bure. Algo que tiembla, que titubea, que es inseguro, bure desu (desu: verbo ser).


Este trazo a la izquierda, bure desu, por lo que, seguramente, la persona que lo escribió, bure desu.



Bure, en ese sentido, también sugiere algo que no está recto.

Recto, ta.
(Del lat. rectus).
1. adj. Que no se inclina a un lado ni a otro, ni hace curvas o ángulos.
3. adj. Dicho del movimiento o de una cosa que se mueve. Que va sin desviarse al punto donde se dirige.
4. adj. Justo, severo e intachable en su conducta.

De las definiciones de la RAE, he salvado las que sirven al objetivo del post. De igual forma en japonés, lo que no cumple con lo anterior, bure desu.

El primer opening de Zetsubou (
として がぶれている/Hito Toshite Jiku ga Bureteiru) juega con esta palabra. Hay una línea donde dice: Ano hitowa juku-ga burete nai...suteki/esa persona no está retorcida...maravilloso; y sigue: wakatta-ze mukuware-nu sono wake, hito toshite ore, jiku-ga bureten da/ahora sé porque nunca soy recompensado, es que soy una maldita y retorcida persona.

Fin del dato

¿Para qué estas sutilezas lingüísticas que, seguramente, sólo son asunto del traductor?
Para decirlo de manera simple: Nozomu Itoshiki, bure desu; el mundo, bure desu.

Zetsubou en sí no cuenta ninguna historia, no hay misterios que resolver ni malos a vencer. Zetsubou es un pretexto que utiliza Kouji Kumeta para hablar de aspectos de la realidad que le importan, que le inquietan y que le interesan. Sayonara Zetsubou Sensei es observar la sociedad japonesa moderna a través de unos ojos que se maravillan y repugnan ante ella.

Esta obra trata aspectos como el fenómeno del hikikomori, el festival de Tanabata, la afición por el yaoi, la composición del manga, la percepción nipona del extranjero, el idioma (faceta genial que se refleja en los nombres de los personajes), etc. No obstante, no es la visión idealizada del friki next door, sino todo lo contrario. Detrás del sarcasmo y los temas aparentemente liberales, percibo un carácter eminentemente conservador, un deseo de señalar lo que se ha desviado del camino, aquello que se ha vuelto bure.

Hay una frase latina que reza Ridentem dicere verum: quid vetat? (¿quién censura al que, riendo, dice la verdad?). Muy al estilo del teatro del absurdo, el cual se caracteriza por tramas que parecen carecer de significado, diálogos repetitivos y falta de secuencia dramática que a menudo crea una atmósfera onírica [...] tiene fuertes rasgos existencialistas y cuestiona la sociedad y el hombre [...] es por ello que las imágenes del teatro absurdo tienden a asumir la calidad de la fantasía, el sueño y la pesadilla [...] donde la tragedia y la comedia chocan en una ilustración triste de la condición humana y la absurdidad de la existencia, Kumeta muestra con una risa sardónica la condición del Japón actual (y del mundo ¿por qué no?). No es sorprendente que el protagonista siempre termine gritando Zetsubou desu! (¡Estoy desesperado!).

***

Ahora, ¿por qué alguien querría ver alguno de estos dos animes? Digo, algunos todavía no superamos el trauma de Remi, ¿querrá esta mujer que nos cortemos las venas?

Mmmm... no.

Como dije al principio, el arte siempre nos recuerda que nada está escrito, que siempre hay una nueva manera de ver las cosas (eso, claro, si pretendemos colocar estos temas en el mismo nivel que las otras artes). En todo caso, nos invita a cuestionarnos qué tanto nos hemos desviado del camino, si es que seguimos alguno, en primer lugar.

Una última consideración.

El kanji
(se lee michi cuando está solo, y junto con otros do) significa camino o manera, entre otras cosas. Forma parte de las palabras bushido (武士道, el camino del guerrero) y shodo (書道, camino de la escritura).

No pretendo entrar en una discusión filosófica, simplemente quiero señalar que la palabra da una idea de algo inacabado, algo que siempre está en proceso de perfección, proceso que sólo termina con la muerte.

Fin.

*No me tomen lo de las convenciones a mal, me gusta mucho ir y las disfruto como el que más, pero al César lo que es del César.
* Escribí el post antes de que iniciara el ataque de Israel a Gaza, sin embargo, encuentro cierto paralelismo entre PomPoko y la situación que ahí ocurre actualmente, por ello el título.
*Para mayor información la enciclopedia de su elección.

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